martes, 7 de enero de 2014

Ayer era Lunes de Reyes

Hola de nuevo, mis escasos pero fieles lectores. El 2013 quedó atrás dejando muy buenas películas consigo, y ahora que está oficialmente terminado podemos hacer una lista con nuestras películas favoritas del año. Es por eso que aprovecho la ocasión para hablar de la película que más disfruté de las que se estrenó en cines el año pasado: Gravity, producida, dirigida y coescrita por el mexicano Alfonso Cuarón.

Estoy muy contento por el buen Poncho (así le decimos sus cuates), porque si bien su trayectoria ya es larga y llena de películas muy buenas, creo que era el único de los 3 importantes directores mexicanos actuales (sí, dije 3, ni se les ocurra intentar meter a Escalante en esto) que faltaba por dar el gran paso hacia el reconocimiento internacional, y parece indudable que con Gravity lo ha logrado.

La idea es sencilla pero llamativa: un grupo de astronautas sufre un accidente mientras se encontraban reparando un satélite, quedando a la deriva e incomunicados en pleno espacio sideral. Historias de naufragios hay muchas, pero en esta ocasión Cuarón va un paso más allá situando el naufragio fuera de la órbita terrestre, con todo y cantidad limitada de oxígeno disponible...


Indiscutiblemente, la película es una joya desde el punto de vista visual. Cuando fui a verla al cine, escuché a un blasfemo detrás de mí decir que "ha pagado por ver peores pendejadas", e incluso ese pobre diablo reconoció que los efectos especiales eran increíbles; las largas tomas que muestran la Tierra y la inmensidad del espacio realmente te quitan el aliento. Para algunos esto fue precisamente motivo de aburrimiento o tedio, y me parece entendible que dichas escenas provoquen sentimientos negativos puesto que están ahí para abrumarnos con el sentimiento de infinita extensión del espacio y la tremenda impotencia que sería perdernos a solas en él, tan pequeños ante su tamaño. Puedo predecir con certeza que el Chivo Lubezki obtendrá su sexta nominación al Óscar para mejor cinematografía con esta película, y suena bastante justo que por fin se lo lleve. En complemento perfecto con lo visual está lo sonoro, pues a mí me pareció fenomenal la manera en que se percibían los apagados sonidos en el vacío, incluso de cosas normalmente ruidosas como un taladro.

Pero Gravity no es sólo su belleza gráfica (no es otro Avatar). También tiene una historia y guión envolventes, actuaciones destacadas y una dirección bárbara. Empecemos por el guión, escrito por Alfonso y su hijo Jonás. Si bien al inicio uno se predispone a que el final sea feliz, el transcurso de la historia lo va volviendo un tanto incierto; spoilerín por aquí,la muerte de Matt Kowaslki (Goerge Clooney), por ejemplo, sucede sorpresivamente temprano en la película. Ciertos diálogos son muy valiosos, como cuando la doctora Ryan (Sandra Bullock) explica el porqué de su nombre tan masculino, o cuando describe su pueblo natal y su vida cotidiana; confieso también que cada anécdota contada por Kowalski, el personaje de Clooney, me parecía muy graciosa; la broma doble sobre el color de los ojos también fue un buen detalle.

Las actuaciones también se merecen lo suyo: no es nada fácil para los actores, considerando que la película dura 90 minutos y prácticamente sólo Clooney y Bullock aparecen en ella. El personaje de Clooney no es tan complicado, pero eso no le quita el hecho de que uno le cree totalmente su papel de veterano bonachón, carismático y divertido. La tarea de Bullock era más difícil, pues casi todo el tiempo en pantalla le pertenece a ella, y debemos reconocer que cumple muy bien la expectativa, me atrevo a decir que es su primer buen papel en años. No por nada anda sonando fuerte para el Óscar a mejor actriz (aunque yo quiero que lo gane Cate Blanchett miamor). Durante toda la película, la angustia en los gestos y la voz de Bullock nos hace pasar miedo con ella ante su trágica situación; es particularmente impactante cuando la cámara se pone en primera persona desde dentro de su casco, de manera que sólo vemos débilmente el reflejo de su rostro y escuchamos con más atención su temerosa voz.

Pero el premio mayor para Gravity se lo lleva su dirección. Debemos tomar en cuenta dos cosas: la primera, es que durante casi toda la película no había sets, sino que todo estaba digitalizado, de manera que la filmación se hacía sólo con los actores y un fondo verde; la segunda es, como ya dije, que durante toda la película sólo hay uno o a lo más 2 actores en pantalla, lo cual vuelve más exigente el trabajo tanto para el actor como para quien dirige. Estos dos factores le añaden un grado de dificultad muy elevado a lo hecho por Cuarón, y el mexicano consigue un resultado impresionante. Por cierto, recordemos que Ang Lee tuvo impedimentos muy similares el año pasado al rodar su cinta Life of Pie y, dicho sea de sobra, el director chino obtuvo el Óscar a mejor director. ¿Es esto un buen presagio para Cuarón? Esperemos que sí.

Pero para elogiar a gusto la dirección, voy a hablar largo y tendido con SPOILERS.
La película está plagada de escenas magistrales, tantas que es difícil escoger. Mencionaré sólo mis tres favoritas. La primera, cuando Kowalski y Ryan por fin llegan a la ISS, pero pierden el control y terminan atorados en unas cintas; Kowalski decide zafarse para procurar que la novata Ryan logre salvarse, en un momento bastante dramático. Por si fuera poco, el drama se alarga aún más, pues la escena muestra ahora a Ryan intentando a toda cosa entrar a la estación, mientras la figura de Kowalski se empequeñece más y más, dando instrucciones a Ryan mientras su voz se pierde poco a poco.

Mi siguiente escena favorita viene inmediatamente después, cuando una agónica Ryan en sus últimos alientos de oxígeno logra respirar una gran bocanada de nuevo. El éxtasis que siente se plasma sobrecogedoramente en su rostro, mientras poco a poco se desprende de las incómodas ropas de astronauta; al retirar la última prenda su cuerpo se extiende todo, libre, como dando un paso de baile. La escena termina con ella en posición fetal, con un lazo que bajo nuestra perspectiva podría parecer el cordón umbilical y de fondo una ventana desde donde percibimos el espacio. Simplemente sublime, eso es arte y no chingaderas.


La última de las escenas memorables es precisamente el clímax de la película. Ryan ya derrotada se resigna a morir escuchando la señal de radio proveniente de la Tierra. Pero desde los albores de su subconsciente, el recuerdo de Kowaslki la inspira a no rendirse y le brinda la idea para intentar escapar. Un poco cursi, pero igual conmovedor.

Hasta aquí llega la entrada de hoy. Gravity agradó por igual a críticos y público en general, y es sin duda un hito en el cine de Ciencia Ficción. Por todos lados del mundo ha recibido elogios y es definitivamente una de las mejores obras hechas por un mexicano. Cuarón tendrá rivales de la talla de Martin Scorsese para llevarse la estatuilla al mejor director, pero con semejante peliculón sería un error no admitir que nuestro paisano es un fuente contendiente a ganar. Ya veremos cuántos premios logra llevarse esta película, pero no tengo miedo de decir que es mi gallo.

P.D: Busquen Aningaaq, un corto dirigido por Jonás Cuarón como complemento para Gravity. El protagonista es el hombre que recibe la transmisión de radio de Ryan cuando está agonizando en la cápsula.

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