lunes, 16 de diciembre de 2013

Lunes de disculpas y de música

Hace un par de días, se cumplieron DOS MESES desde que yo o cualquiera de los tres autores publicó en este blog (aunque el Pingüino jura que no escribía en protesta a mi desidia), lo cual evidentemente me llena de vergüenza. Este lunes, queridos lectores, queda marcado de nuevo como mi regreso triunfal al blog, y espero ahora sí volverme un bloggero disciplinado. Hace poco me pidieron que escribiera un pequeño artículo para la revista electrónica de una amiga, y dado que el artículo tiene que ver con cine, seré oportunista y lo publicaré aquí también. Gracias a todos aquellos que decidan leerme a pesar de que soy un "escritor" sumamente irresponsable. Ojalá lo disfruten y bienvenidos de vuelta a nuestro blog.

Bandas sonoras: la única "música de banda" que vale la pena escuchar.

Cuando uno ve una película, hay ciertos temas que van de cajón a la hora de discutirla con alguien: la trama, los actores, los efectos especiales… Algunos individuos más snob incluso dialogarán sobre la dirección, o la cinematografía. Pero hay un tema que constantemente elude nuestras mesas de debate sobre una película y que sin embargo es un ingrediente fundamental en todas ellas: la banda sonora.

No exageremos. Claro que hay películas cuyo OST nos enamora, incluso hay algunas en las que este elemento es lo más destacable de todo el filme (la recién estrenada Jobs es un buen ejemplo de esto). Y es por eso que en este artículo, le dedicaré unas líneas a varias obras musicales que nos hicieron vibrar en la sala de cine (o en la comodidad de tu sala).

Empecemos con un clásico. Si existe un género que explota muy bien el ingrediente sonoro de una película, es el cine de terror. Y si vamos a hablar de películas de terror que hagan bien esto, no podemos dejar de lado a Psycho (1960), del maestro británico Alfred Hitchcock. Cualquiera puede corroborar que esta es una obra clásica y emblemática del género del suspenso, y no cabe duda que gran parte del impacto que ella causa en el espectador es provocado por su espeluznante score. Bernard Herrmann, frecuente colaborador del director, fue el encargado de crear ésta que quizás es su mejor composición; el limitado presupuesto con que contaba lo obligó a usar un ensamble de cuerdas en lugar de una orquesta completa, lo cual termina por ser ventajoso, ya que el sonido chillante de las cuerdas sin otro que lo equilibre mete poco a poco al espectador en la tensión de la trama. El fragmento musical de la escena de la regadera es probablemente el más famoso en la historia de la música en el cine (lo lamento, Marcha Imperial).

Mi intención era hablar de películas más recientes, pero esa tonadita de la regadera es tan épica que no podía quedarse fuera de la lista. Y hablando de tonaditas épicas, demos un salto de varias décadas hacia otra película con una tonadita épica: Kill Bill (2003 el volumen I y 2004 el II), del increíble Quentin Tarantino. Cualquiera que haya visto la película (sí, para mí Kill Bill es una sola, nada de la uno y la dos) sabrá exactamente a qué tonadita me refiero: cada vez que Beatrix encuentra a una de sus “presas”, la cámara hace un acercamiento a su rostro, mientras esta inconfundible pista comienza a sonar. Sin embargo, esta pista no es lo único bueno del soundtrack que posee este largometraje. La película aborda estilos tan variados como el Western y diversos escenarios asiáticos, y la banda sonora cumple plenamente la exigencia de brindar los elementos necesarios para sumergirse de lleno en todas las facetas de la película.

Sería fácil eternizarse hablando de grandes películas con excelentes scores (Slumdog Millionaire, The Godfather o The Social Network se me vienen a la mente), pero al fin y al cabo ésta es la sección de música de la revista y uno quiere leer sobre buenas canciones qué escuchar, y a pesar de que un score puede ser magnífico al ver la película, a veces escucharlo aparte resulta una experiencia decepcionante. Es por eso que ahora hablaré de dos soundtracks cuya selección de canciones disfruto bastante, y que sin duda considero recomendables.

El primero de ellos pertenece a una película de culto (uso un eufemismo farol para evitar decir que a pocas personas les gusta) llamada Scott Pilgrim vs. The World (2010). Como mencionaba, es una película bizarra con un humor igualmente peculiar (que yo personalmente disfruto); está basada en una serie de novelas gráficas cuyos protagonistas constantemente asisten o incluso tocan en conciertos, y por ello opino que un gran logro de la banda sonora del filme es que logra darle vida fielmente a esta parte tan esencial del cómic. Pero independientemente de que la película sea o no de tu agrado, no se puede negar que el soundtrack es elogiable. La lista de canciones abarca desde una leyenda del Rock como lo es The Rolling Stones hasta llegar a artistas de este siglo como The Black Lips; además, posee unas cuantas composiciones originales interpretadas por los propios actores de la película que son de muy buen oír, y que obviamente se disfrutan más después de ver la película. Es un soundtrack muy campechano y coqueto que vale la pena revisar y de paso, si se animan, echarle un vistazo también a la película.

El otro OST seguramente será familiar para casi todos, y pertenece a la famosa película Amores Perros (2000), primer largometraje del prestigioso director mexicano Alejandro González Iñárritu. La música de esta película cuenta con una fuerte colaboración del compositor y productor argentino Gustavo Santaolalla, quien ostenta dos premios Óscar y varios Grammys en su haber. Además, en dicho soundtrack aparecen canciones de importantes artistas latinoamericanos como Celia Cruz, Café Tacvba, Control Machete y más. Algunas canciones pasaron a volverse grandes clásicos de la música en español tras aparecer en la película; todo fan de los Tacubos sin duda disfruta de escuchar Aviéntame (la cual fue compuesta especialmente para la película), y ¿quién no ha cantado en voz alta Lucha de Gigantes, de Nacha Pop? Además, el éxito del filme ayudó a impulsar las carreras de artistas como Ely Guerra y Julieta Venegas. La película se ha convertido en una de las mejores obras surgidas de la “Nueva Ola del Cine Mexicano”, y una banda sonora tan sólida la ha ayudado a consolidarse en esa posición.


Hasta aquí llega esta nota, habiendo dejado fuera a grandes compositores del cine como John Williams o Nino Rota. Espero haber hecho recomendaciones musicales acertadas, pero principalmente quiero motivar que cada vez que veas una película y las canciones que escuches a lo largo de ella te parezcan agradables, te des a la tarea de buscar la lista completa. Porque a veces el soundtrack de una película se convierte en una playlist consentida de nuestra propia biblioteca de música.

2 comentarios:

  1. Uno de mis soundtracks favoritos es el de (500) Days of Summer. Indie y optimista, siempre me anima cuando no llegan las ganas de trabajar.

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    1. A todo mundo le gusta ése. Pensé en incluirlo pero quería dejarlo breve y me gustan más los otros dos.
      c:

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